Valle del Guadalhorce- Almogía

Almogía es el origen de uno de los tres estilos de verdiales.
Almogía es el origen de uno de los tres estilos de verdiales.

Almogía

Almogía es destino obligado de los amantes del flamenco, ya que es el origen de uno de los tres estilos de verdiales, una de las formas más primitivas del fandango que, además, es una de las manifestaciones más antiguas y genuinas de la cultura popular malagueña. También constituye un enclave adecuado para aquellos que buscan bonitos parajes naturales y la arquitectura popular y típica de los pueblos andaluces.

Las tierras de su término municipal se extienden entre la Sierra del Torcal y los Montes de Málaga, al norte, y muy cerca de la Hoya de Málaga, al sur. Concretamente se asientan en el Cerro de la Peña, territorio accidentado de formas suaves en el que sobresale el Pico de Santi Petri, con cerca de 800 metros de altura. En este entorno natural, dos son los enclaves más interesantes desde el punto de vista paisajístico y para aquellos que disfrutan realizando actividades y deportes rurales como el senderismo o la hípica. Estos son el citado Pico de Santi Petri y la Garganta de los Retamares. Otra ruta muy apropiada para recorrer andando, en bicicleta de montaña o a caballo es la que nos lleva a la Ermita de las Tres Cruces.

Desde el punto de vista arquitectónico, el edificio más importante de Almogía es la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que fue levantada sobre una antigua mezquita. De su exterior destaca su torre campanario y en su interior, la armadura de madera de su nave central y un lienzo de San Pablo Ermitaños que data de la segunda mitad del siglo XVIII y cuyo autor es desconocido.

Otras construcciones de interés son: los restos del Castillo de Almogía, fortaleza árabe que originariamente contaba con siete torres y que ahora sólo queda una, la llamada Torre de la Vela; el Castillo Hins-Xan-Biter o de Santi Petri, que fue uno de los baluartes del segundo cinturón defensivo de Bobastro en tiempos del Califato y que, según cuenta la tradición, está unido a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción a través de un pasadizo subterráneo; la Ermita del Sagrado Corazón, que alberga a los patronos del pueblo, San Roque y San Sebastián, y que se encuentra situada en la parte alta del casco urbano; la Capilla del Santo Cristo, ubicada en la calle del mismo nombre; la Ermita de las Tres Cruces, donde se encuentran las procesiones de las cruces de mayo de los cuatro pueblos cercanos: Almogía, Cártama, Álora y Pizarra; el Lavadero de la Noria, que data del siglo XIX y que conserva 30 lebrillos; y la Venta del Fraile, yacimiento arqueológico en el que se han encontrado pinturas prehistóricas y restos de otras épocas.

El viajero que quiera adquirir artículos de la artesanía típica de los moriscos (gentilicio de Almogía), deberá poner sus ojos en las prendas y objetos propios de las pandas de verdiales, en aperos de labranza en miniatura, en todos aquellos relacionados con la talabartería y en los elaborados con piel, cuero y pleita de palma.

Si queremos degustar los manjares tradicionales de su gastronomía, tendremos que pedir chanfaina, sopa de puchero, gazpachuelo, salmorejo, ajoblanco, productos derivados de la matanza del cerdo y sus populares borrachuelos.

Para conocer el carácter festivo de este pueblo, lo mejor es visitarlo en el mes de agosto, que es cuando tiene lugar su Feria, con la Fiesta de la Trilla y la Fiesta de Verdiales. También disfrutaremos si acudimos a su Romería de San Isidro, el 15 de mayo; y a su Semana Santa, con los desfiles procesionales de sus dos cofradías: la de “los moraos” y la de “los verdes”.

Almogía se encuentra a tan sólo 24 kilómetros de la ciudad de Málaga, desde la que podemos llegar a través de la carretera C-3310, que enlaza con la MA-424, que nos lleva al centro del pueblo.